Cuando la gente piensa en Ibiza, a menudo se imagina la vibrante vida nocturna de la isla, sus playas bañadas por el sol y sus fiestas de renombre mundial. En Can Frare, una finca tradicional ibicenca, te invitamos a mirar más allá de las playas y la vida nocturna, a los antiguos muros de piedra seca que dieron forma a esta tierra. Estos muros no son solo límites, son la columna vertebral de la tierra y un testimonio del cuidado de generaciones.
En Can Frare, una finca tradicional ibicenca, estos antiguos muros de piedra seca son más que límites: forman parte del patrimonio de la isla.
Sin estos muros, la tierra que rodea Can Frare sería irreconocible. Las empinadas laderas de nuestra finca, como gran parte de Ibiza, se transformaron en fértiles terrazas gracias al minucioso arte de la construcción de muros de piedra seca. Estas terrazas, un sello distintivo de las técnicas de construcción sostenible en Ibiza, ralentizan la escorrentía del agua, evitan la erosión del suelo y crean parches planos de tierra profunda y rica, perfectos para el cultivo. Piensa en las terrazas de Nepal o Bali, y comprenderás cómo estas técnicas ancestrales permitieron a nuestros antepasados aprovechar al máximo cada centímetro de tierra.
«Un hombre tiene que comer», pero primero, aquí en Ibiza, ¡tiene que mover mil rocas!
Los muros de piedra seca no son solo prácticos, son una forma de arte. Solo se utilizan las piedras, que se equilibran y colocan cuidadosamente sin mortero ni cemento. Las piedras grandes, que dan al frente, anclan la estructura, mientras que las rocas más pequeñas rellenan los huecos, creando un muro estable y duradero. Cuando está bien construido, un muro de piedra seca en Ibiza puede permanecer en su sitio durante cientos de años.
Este trabajo no es fácil. Imagínate mover cada pesada roca a mano, sin maquinaria, una habilidad transmitida de generación en generación en esta auténtica casa de campo en Ibiza, Can Frare.
En nuestra finca tenemos más de un kilómetro de los tradicionales muros de piedra seca de Ibiza. Piénsalo: un kilómetro de muros, cada piedra colocada a mano a lo largo de generaciones. Es una extraordinaria hazaña de resistencia y dedicación.
Los muros de piedra seca no son solo prácticos, son una forma de arte. Solo se utilizan las piedras, que se equilibran y colocan cuidadosamente sin mortero ni cemento. Las piedras grandes, que dan al frente, anclan la estructura, mientras que las rocas más pequeñas rellenan los huecos, creando un muro estable y duradero. Cuando está bien construido, un muro de piedra seca en Ibiza puede permanecer en su sitio durante cientos de años.
Este trabajo no es fácil. Imagínate mover cada pesada roca a mano, sin maquinaria, una habilidad transmitida de generación en generación en esta auténtica casa de campo en Ibiza, Can Frare.
En nuestra finca tenemos más de un kilómetro de los tradicionales muros de piedra seca de Ibiza. Piénsalo: un kilómetro de muros, cada piedra colocada a mano a lo largo de generaciones. Es una extraordinaria hazaña de resistencia y dedicación.
La construcción de muros de piedra seca no era solo una habilidad, era una forma de vida, transmitida de generación en generación. Todo el mundo sabía cómo reparar un muro. Toni Prats Prats, el actual propietario de Can Frare, aprendió de su padre cuando era solo un niño. El consejo de mi padre siempre fue
“No construyas solo para hoy. Hazlo como si tus nietos se apoyaran en esta pared algún día».
Las paredes están constantemente expuestas a los elementos, y los daños causados por el agua pueden hacer que algunas secciones se derrumben. Repararlas fue un esfuerzo comunitario, en el que los vecinos se unieron para levantar las piedras más pesadas.
Comprender el enorme esfuerzo que supuso construir estos muros nos hace sentir un profundo respeto por aquellos que nos precedieron. Cuando reconstruimos un tramo de 50 metros, hicimos que nos trajeran las piedras en camión, un lujo que nuestros antepasados no tenían. Recogían cada piedra a mano, a menudo con la participación de toda la comunidad, ya que algunas piedras requerían muchas manos para moverlas.
Cuando visites Can Frare, date un tranquilo paseo de 20 minutos por esta finca histórica. Mientras caminas, imagina las generaciones de familias que construyeron y mantuvieron estos muros, añadiendo un poco más cada año a medida que sus familias crecían.
Obtén más información sobre la historia y el patrimonio de esta finca tradicional ibicenca aquí.
Hay cierta alegría en la construcción de muros de piedra seca. Es como un «diálogo con las piedras», encontrar el equilibrio perfecto entre las rocas. Es un proceso creativo y absorbente, un rompecabezas tridimensional que es a la vez desafiante y gratificante. Es sabido que Winston Churchill encontraba alegría en la albañilería, ¡pero la construcción de muros de piedra seca ofrece un desafío aún más intrincado y creativo!
Puede sonar perverso, pero estaremos encantados de organizar una clase magistral privada con expertos en muros de piedra seca aquí mismo, en Can Frare. Es una experiencia práctica y creativa que te conecta con siglos de artesanía y, al final, dejarás tu huella en un muro que perdurará durante generaciones.
En Can Frare, las paredes no solo sostienen la tierra, sino que también contienen las historias de aquellos que vinieron antes y de los que están por venir.
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