En el primero de nuestra serie sobre las plantas importantes de Ibiza, rendimos homenaje a la Sabina, una especie extraordinaria que tanto ha dado a Can Frare y a la propia isla de Ibiza. Mientras recorres las estancias de la finca, tómate un momento para apreciar la historia que encierra cada viga y la belleza natural que sigue definiendo este extraordinario lugar.
Tanto si se aloja en Can Frare durante un fin de semana o una temporada, el legado de la Sabina formará parte de su experiencia, arraigándole en el rico espíritu terrenal de Ibiza.
La Sabina, conocida científicamente como Juniperus thurifera, es un árbol que encarna la belleza agreste y la resistencia de Ibiza. Abundante en toda la isla, especialmente en los alrededores de Can Frare, la Sabina es mucho más que un árbol. Es un símbolo de fuerza, resistencia y profunda conexión entre la tierra y su gente.
Estos árboles son conocidos por su longevidad, ya que a menudo viven cientos de años. Las ramas retorcidas y nudosas y la densa madera de la Sabina le confieren una presencia llamativa en el paisaje, manteniéndose erguida frente a los elementos. Pero lo que realmente distingue a la Sabina es su madera: densa, duradera e impregnada de un rico aroma terroso que evoca la esencia del Mediterráneo. Esta madera ha sido apreciada por los habitantes de la isla durante siglos, especialmente en la construcción de las casas tradicionales ibicencas.
El poeta español Rafael Alberti capta la esencia de la Sabina en sus evocadores versos:
“Sabinas verdes, fuertes sabinas, verdes,
guardadme entre vuestras raíces
cuando todos se vayan.”
Traducción:
«Sabinas verdes, Sabinas fuertes, verdes,
guárdame entre tus raíces
cuando todos los demás se vayan».
En estas líneas, Alberti reflexiona sobre el árbol de Sabina como símbolo de fuerza y resistencia, un guardián enraizado en la tierra, incluso cuando todo lo demás se desvanece. Esta imaginería resuena profundamente con el papel que Sabina desempeña en la vida y el legado de Can Frare.
Cuando entras en Can Frare, no sólo estás entrando en una casa histórica bellamente conservada; estás entrando en un pedazo vivo de la historia de la isla. Las vigas que sostienen el tejado, las mismas que lo han hecho durante generaciones, proceden de los árboles de Sabina que crecían en el mismo terreno que ahora ocupa Can Frare. La recolección y preparación de estas vigas requirió una gran habilidad, paciencia y un profundo conocimiento del entorno natural.
Utilizar madera de Sabina en la construcción no fue una mera cuestión de comodidad. La decisión de construir con Sabina se basó en las cualidades únicas del árbol. Su madera es increíblemente resistente a la descomposición, lo que la hace ideal para la durabilidad a largo plazo que requieren las vigas estructurales. Además, el olor natural de la madera -un aroma terroso y almizclado- impregna los espacios de Can Frare, creando un ambiente tan relajante como evocador. Los visitantes suelen comentar el aroma que les recibe al entrar en la finca, sin saber que se trata de la madera de Sabina, que exhala tranquilamente su fragancia por toda la casa.
De hecho, el nombre Juniperus thurifera se traduce como «Enebro productor de incienso». No es casualidad: la madera de Sabina, al quemarse, produce un humo fragante que se ha apreciado durante siglos en rituales y como incienso natural.
A medida que explore la finca, observará que los árboles de Sabina aún se alzan orgullosos alrededor de la propiedad, su presencia es un recordatorio de la belleza natural que ha dado forma a esta casa histórica. Estos árboles siguen prosperando, con sus raíces profundas en el mismo suelo que ha nutrido a generaciones de la familia Prats.
En la actualidad, la sabina es una especie protegida en la isla, que no se tala para garantizar su presencia a las generaciones futuras. Sin embargo, de vez en cuando las fuerzas de la naturaleza pasan factura y, tras una gran tormenta, algunos árboles de Sabina pueden sucumbir a los elementos. Cuando esto ocurre, retiramos respetuosamente los árboles caídos y los transportamos al depósito de madera local. Allí, artesanos expertos limpian y preparan cuidadosamente las vigas, asegurándose de que, incluso muerta, la Sabina siga contribuyendo al legado de la isla. Estas vigas reutilizadas se emplean después en nuevos proyectos de construcción, permitiendo que el espíritu de la Sabina siga vivo, conectando el pasado con el futuro en un ciclo continuo de renovación y respeto.
Venga a explorar Can Frare, donde el legado del árbol de Sabina está vivo en cada haz. Sumérjase en el rico espíritu terrenal de Ibiza y experimente de primera mano cómo la historia y la naturaleza se unen para crear un ambiente verdaderamente único. Tanto si busca un retiro sereno de fin de semana como una estancia más larga, la presencia de la Sabina hará que su visita sea inolvidable.
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